Mediante la aplicación de distintas pruebas y tareas se valora el funcionamiento cognitivo del paciente, en habilidades como la memoria, atención, lenguaje, funciones ejecutivas, espacialidad, lecto-escritura, cálculo, etc. El análisis e interpretación de los resultados de la evaluación permite identificar si existen habilidades que se encuentren por debajo de lo esperado para la edad y escolaridad del paciente, además de obtener un perfil cognitivo de fortalezas y debilidades.