El proceso de envejecimiento implica cambios físicos, psicológicos y sociales. Cognitivamente es común que lo adultos mayores presenten dificultades para realizar más de una actividad a la vez o que requieran más tiempo para realizar sus actividades. En cuanto a la memoria, los olvidos suelen ser percibidos como parte normal del envejecimiento; sin embargo, no siempre es así. Una evaluación neuropsicológica permite identificar si los cambios son esperados para la edad o si pueden implicar un factor de riesgo para el desarrollo de una demencia. Adicionalmente, la obtención de un perfil cognitivo es de gran utilidad para realizar un diagnóstico diferencial. El Alzheimer, la Demencia Vascular y la Demencia Fronto-Temporal tienen características diferenciales en su ejecución en las pruebas neuropsicológicas; lo mismo sucede con otros padecimientos (Esclerosos Múltiple, Parkinson, Pseudodemencia depresiva, etc).